lunes, 6 de julio de 2015

Oporto literario en las páginas de "La Casilla de Guadarrama"

Oporto es una ciudad literaria de por sí. No sólo porque en ella se capta la esencia de la tradición, de la cultura, de la gente, sino también por la antiguedad y presencia de librerías míticas como "Lello e Irmao". 

Está en la rúa de Carmelitas, enmarcada por edificios de azulejo de diferentes colores. Entrar en ella es directamente soñar despierta, para quienes amamos los libros alineados en grandes estanterías. Aquí el valor de cada uno de los volúmenes se suma al de la antigua estantería con escalera integrada, que es ya un museo de por sí. 

En las páginas de "La Casilla de Guadarrama" se integra este templo del libro con gran naturalidad. Qué mejor lugar para investigar una pista literaria que esta "livraría". Pero también las calles de Oporto, estrechas y adoquinadas, los tranvías ascendiendo entre chirridos y el ambiente húmedo de la rivera. 

Las noches, tienen allí sonido de fado y sabor a bacalhau, y la vista se recrea con la ensalada de luces de la ciudad desde la Sierra del Pilar o cualquier punto de Vila Nova de Gaia. Por Oporto se pasea saboreando, y así lo hacen los protagonistas de nuestra novela para resolver un capítulo fundamental del enigma en que se ven inmersos en su historia. Nuestra historia.


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jueves, 2 de julio de 2015

La Sierra de Guadarrama en los primeros días de la guerra civil española


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A veces la vida o la muerte es cuestión de segundos y de puro azar, según dónde te encuentres y las circunstancias a las que te enfrentes. Así eran los tiempos de la guerra civil española. A raíz de las investigaciones para la novela "La Casilla de Guadarrama", comprobé por los papeles que dejó mi abuelo sobre los primeros días de la guerra en la sierra que era una zona verdaderamente peligrosa.

Según su relato, camiones y autobuses de milicianos subían cada mañana cantando himnos para posicionarse en los diferentes frentes y defender este estratégico punto de entrada a la capital. Los nacionales o sublevados habían tomado posiciones en el Alto del León y alrededores, con tropas venidas de diferentes puntos de Castilla o Galicia. La nacional VI tenía puntos negros bastante definidos en la salida del pueblo de Guadarrama, en la recta, y en el inicio del ascenso hacia Tablada. Precisamente en este último ametrallaron la camioneta en la que subía mi abuelo con otros dos compañeros que resultaron muertos. Él se salvó milagrosamente al volcar el vehículo y caer rondado hasta el arcén. Cuando se asomó, sus compañeros yacían muertos. 

Leyendo la hemeroteca de la época, me llamó la atención una entrevista del "Camarada Juan Sande", publicada en el diario "El Sol" del 23 de noviembre de 1937, el diario del Partido Comunista. Según cuenta este oficial de marina, el 20 de julio del 36 fue al frente de Guadarrama como enlace del gobierno. La entrevista recoge cómo en este tramo de carretera "estallaban los obuses y llovían las balas con auténtica furia fascista". El militar sigue narrando cómo entonces "una ráfaga de plomo alcanzó el auto en el que viajaba el coronel Puig", el coche volcó y permaneció tres horas tumbado frente al sanatorio Hispano Americano. En esta misma entrevista Sande relata cómo los republicanos tenían un "hospital de sangre" en la vieja caseta de camineros de la curva de Tablada. Precisamente, en la casilla de Guadarrama, que da título a la novela.

martes, 30 de junio de 2015

Publicada una novela sobre las memorias inéditas de un cabo sanitario en la guerra civil española

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Enlace a la fuente original: Anisalud

Martes, 30 de Junio de 2015
Bm Contenidos
La acción arranca en Ribadeo y se desarrolla por la sierra de Guadarrama, Oporto, Venecia, Dublín y Zug
Una historia familiar a partir de unas viejas memorias escritas a máquina es un buen punto de partida para una novela en la que los misterios, los hallazgos y la intriga son el ingrediente principal. Así nace La Casilla de Guadarrama, de la fascinación por acontecimientos históricos vividos en el contexto de la guerra civil española.




Cuando tenía solo quince años, la autora escuchó narrar la guerra civil a su abuelo, que la había vivido en primera persona, en el frente, en los alrededores de Madrid. Después, la familia fue depositaria de unas memorias que César Díaz Echevarría tuvo la visión de dejar por escrito con todo detalle. No solo su historia sino la de su hermano Manolo, en los años anteriores al estallido de la contienda. Dos jóvenes de Ribadeo que se habían ido a la capital a buscarse un porvenir, y los posteriores sucesos con que culminan sus vidas. La novela toma estos acontecimientos como punto de partida, y los transcribe con asombro, “porque la guerra civil todos la hemos estudiado, pero lo que se puede leer en esas memorias no está escrito en ningún libro”, comenta la autora.
La casilla
Tras leer las memorias, la autora comenzó una investigación que le llevó a dar con el lugar concreto donde transcurren aquellos terribles sucesos. En la curva de Tablada, antes de llegar al Alto del León, había una caseta de camineros donde se montó, en los primeros días de la guerra civil, un puesto de socorro. Hay varias referencias a ella en la prensa de la época, porque era una curva muy pronunciada y con muchos accidentes, y también en una entrevista del diario El Sol, año 37, donde se cita la casilla como “Hospital de sangre” en el frente.
“Tras recorrer una y otra vez la zona con el Street View, descubrí con asombro una caseta que respondía perfectamente a la descripción. ¿Es posible que lleve en pie cien años?”, se pregunta la autora. “Estuve allí, pude tocarla y ver lo que parecían agujeros de bala, entendí el fuego cruzado en el que estaba aquel puesto, a tiro de ambos bandos, exactamente como lo contaba mi abuelo”, así describe Carmen Delia Díaz, la autora, su encuentro con aquel monumento histórico que yace abandonado en el arcén de la carretera nacional VI.
La novela está a la venta desde el 5 de junio en librerías, en Amazon y en el blog, donde además se pueden leer contenidos adicionales e intercambiar impresiones. También se ha creado una página en Facebook para pedir un centro de interpretación de la guerra civil en aquella vieja caseta y un perfil en tuiter que va publicando novedades sobre la investigación, aún por concluir, y la historia.
Blog: http://casillaguadarrama.blogspot.com.es
Facebook/CasillaGuadarrama
Tuiter: @casiguadarrama

domingo, 28 de junio de 2015

Los accidentes de tráfico en la "casilla de la muerte"

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Después de leer los trágicos acontecimientos sucedidos durante la guerra civil en la casilla de camineros de la curva de Tablada creía que la denominación de "la casilla de la muerte" se debía a éstos. Tanto a los muertos y heridos que pasaron por ella cuando era puesto de socorro, ubicada entre dos frentes: los tomillares (republicano) y el Alto del León (nacional) como al asesinato allí de diversas personas a lo largo de la guerra. 

También las crónicas sobre el fusilamiento en este punto kilométrico del presidente del Fútbol Club Barcelona Josep Sunyol, el 6 de agosto de 1936, hacen referencia a la "casilla de la muerte" y justifican el nombre en las personas allí fallecidas en los días anteriores. 

Pero lo cierto es que en la prensa de los años 20 y 30 ya se denomina a esta casilla "de la muerte", y no es por la guerra que aún no había tenido lugar, sino por la pronunciada curva en la que se encuentra. Al parecer eran constantes los accidentes contra esta edificación, al quedarse sin frenos o fallar estos a las camionetas o autobuses, los propios conductores comenzaron a llamarle así.  Por ejemplo, el Heraldo de Madrid del 25 de julio del 27, relata cómo doce personas a bordo de una camioneta se estrellan en este punto y cinco de ellas fallecen en el acto, resultando heridas de gravedad el resto de los ocupantes.

El peor día de la guerra civil española

Así lo califica mi abuelo en las memorias que dejó escritas y así se recoge en las páginas de La Casilla de Guadarrama. El día 30 de julio nuestro narrador en segunda persona estaba destacado en la caseta de camineros de la curva de Tablada, las memorias relatan una jornada calificada como “el peor día de la guerra”, desde el punto de vista de alguien que estuvo los tres años de la guerra en diversos frentes de combate. Díaz Echevarría comenta cómo en los días anteriores habían pasado por allí unos 400 heridos y muertos. Más de cien en una sola jornada bajo un intenso tiroteo desde arriba, desde el bando fascista, mientras desde el muro de la carretera, un poco más abajo, respondía el bando contrario. En ese momento los heridos atendidos en el puesto ya eran de ambos bandos, entre un ambiente de confusión total.

César Díaz tenía 21 años cuando estalló la guerra, asaltaron el cuartel de los Docks donde estaba destinado. Tras enterarse de que las tropas habían sido licenciadas, en los primeros días de la guerra civil (17-18 de julio), comienza un periplo por toda la sierra madrileña en donde es destinado primero, en el antiguo sanatorio Hispanoamericano, después pasa por el Sanatorio de Tablada y posteriormente permanece varias semanas en la denominada “Casilla de la muerte” en un improvisado puesto de socorro. 

Este militar fue ascendido a Sargento según se recoge en el D.O. del Ministerio de la Guerra del 22 de octubre del 36, por su participación en la colocación de una bandera blanca con una cruz roja en la azotea del sanatorio conocido como Hispano-americano el 24 de julio del 36, durante un intenso bombardeo aéreo, y en el que resultó herido leve.

Las referencias a lugares y personas sobre el terreno son constantes, pero lo más estremecedor del relato son la larga serie de heridos y fallecidos que por allí pasan. Por aquella vieja caseta llena de desconchones en un arcén de Guadarrama, y donde deberíamos honrar la memoria de nuestros antepasados en lugar de tirar escombro.

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lunes, 22 de junio de 2015

Entrevista publicada en La Opinión de A Coruña: Carmen Delia Díaz, autora de "La Casilla de Guadarrama"

Leer entrevista en La Opinión 
 
Carmen Delia Díaz Autora de la novela de la Guerra Civil 'La casilla de Guadarrama'

"La guerra no es como se estudia en los libros; todo es mucho más caótico"

"Escuchamos poco las historias familiares; quizás no convivimos todos tan juntos, quizás tenemos menos capacidad de escucharnos"
  21-06-2015 22:28

La autora Carmen Delia Díaz, con un ejemplar de su libro. 13fotos
La autora Carmen Delia Díaz, con un ejemplar de su libro. 13fotos
Carmen Delia Díaz (A Coruña, 1976) se decidió por la ficción para recuperar la historia de su abuelo durante la Guerra Civil. Extractos de sus memorias, una historia ficticia sobre su tío abuelo, y una investigación novelada conforman La casilla de Guadarrama, autoeditado y a la venta en casillaguadarrama.blogspot.com.es.
-¿Cómo nació la historia?
-Mi abuelo me había contado episodios de la guerra. Pero sus memorias, realmente, estuvieron en el armario hasta hace unos años, cuando mi padre las recopiló en un libro. Le pedí los escritos originales y empecé a investigar datos concretos, como la casilla de camineros donde montó un puesto de socorro. Está llena de escombros, de pintadas, pero en pie.
-¿Por qué decidió novelarlo?
-Intenté localizar a la novia de mi tío abuelo, pasé meses investigando esto, leyendo, hablando con mi padre, y me dije, o lo escribo o a lo mejor nadie lo va a hacer.
-¿Fue difícil ponerse en el papel de gente que vivió la guerra?
-La guerra no es como la estudiamos en los libros. La guerra que vive la población a pie de calle es muy diferente. Mi abuelo, en la casilla, curaba a enfermos del bando republicano y también del otro. Y a veces decía que no podía sacar la cabeza porque te podían disparar los otros o los tuyos. Todo era mucho más descontrolado y caótico de lo que estudias. Fue una ruptura total.
-¿Es necesario recuperar la memoria, entonces?
-Hoy escuchamos poco las historias familiares. Y siempre hay un tío que se fue a América, otro que se embarcó en una aventura. Quizás ya no convivimos todos tan juntos, quizás tenemos menos capacidad de escucharnos.
-También hubo quien calló.
-La Guerra Civil provocó mucho dolor, así que entiendo ese silencio. Pero creo que ya deberíamos perderlo. Hay muchísimos restos de la guerra que yacen olvidados. Guadarrama creo que es el caso más palpable, porque el Ayuntamiento ha hecho rutas y hay un montón de restos de trincheras, de búnkeres? Es una historia triste, pero que nos puede enseñar mucho. Es importante que ese espacio se recupere.
-¿Qué le ha enseñado investigar y escribir este libro?
-Mi abuelo necesitó escribir todo esto para curar sus heridas. Las heridas se curan contándolo y narrándolo. Todo esto refleja el trauma que debió superar mi abuelo. Y a mí, a nivel personal, me aporta muchísimo.
-¿Qué periodo abarca la narración de la novela?
-Cojo un primer episodio que narra mi abuelo, cuando está en un cuartel y lo asaltan entre finales de julio y primeros de agosto de 1936. Luego tiene algunos rasgos de realidad pero no sigue fielmente la historia familiar.

El Misterioso Sanatorio de Tablada (Guadarrama)

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Desde que cayeron en mis manos aquellos folios mecanografiados por mi abuelo me centré en varias localizaciones y les seguí la pista incesantemente a lo largo de la historia. Hasta hace poco creía que el Sanatorio de la Tablada que él describe, en el inicio de la subida al Puerto del León, era el que actualmente permanece en estado de abandono, fantasmagórico y a medio construir. Ése que ha protagonizado escenas de pánico en grupos de visitantes y que tantos blogs recogen con fotos y psicofonías incluidas grabadas en el interior. Pero después de leer un post en El Guadarramista y rastrear los primeros años del siglo XX en la hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional fui consciente de que el sanatorio era otro, fue el denominado Sanatorio Lago de Tablada. Así lo relata mi abuelo en sus memorias y allí fue donde estuvo aquel fatídico 26 de julio, cuando subiendo en una camioneta con dos compañeros hacia Tablada, los tirotearon y ambos murieron. Mi abuelo se salvó de milagro dejándose caer por un terraplén a la altura de la Fuente de la Teja.

El Sanatorio Lago Tablada estaba en el mismo lugar que el actual Sanatorio, tenía cien plazas y su construcción se autorizó en Consejo de Ministros en el año 1921. Estaba destinado al tratamiento de enfermos de tuberculosis, y era atendido por Hermanas Mercedarias, puesto que tenía zonas también para personas con pocos recursos económicos. Y fue sufragado con fondos del Ministerio de Gobernación, un total de millón y medio de pesetas de la época, y la señora viuda de Lago, que abonó el terreno y parte del edificio.

Se inauguró el 9 de diciembre de 1924, así lo recoge El Imparcial, y el resto de periódicos del momento, que destacan la presencia de los reyes y gran parte de la nobleza del momento en aquella apertura. Su director era Julio Blanco Sánchez (1888-1976). Numerosas publicaciones elogian el edificio, como La Construcción Moderna, el 30 de mayo de 1924, que publica además una ilustración recogiendo al pie el nombre de los arquitectos Salvador y Cárdenas.

El 4 de agosto de 1936 varios periódicos se hacen eco también de la evacuación que se está llevando a cabo de los enfermos debido al recrudecimiento de los bombardeos y batallas en el frente de Guadarrama.  De ahí que mi abuelo, que estuvo allí solo unos días antes, dejara constancia de que parte de los enfermos habían sido llevados a Madrid y quedaban solo allí un reducido grupo. El resto, estaba ocupado por personal sanitario de la Cruz Roja y servía de apoyo a la actividad bélica en aquel frente, que era intensa. 

El nuevo hospital es posterior a la guerra y no se llegó a utilizar porque afortunadamente se descubrió una cura para la tuberculosis. Y así quedó a medio construir, siendo pasto de buscadores de sucesos paranormales. Incluso parece que en este lugar se rodó una película de terror, School Killer, y debe ser por eso que si escudriñas cualquier foto que hagas puedes encontrar algo inquietante, como diría Iker Jiménez.