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Desde que cayeron en mis manos aquellos folios mecanografiados por mi abuelo me centré en varias localizaciones y les seguí la pista incesantemente a lo largo de la historia. Hasta hace poco creía que el Sanatorio de la Tablada que él describe, en el inicio de la subida al Puerto del León, era el que actualmente permanece en estado de abandono, fantasmagórico y a medio construir. Ése que ha protagonizado escenas de pánico en grupos de visitantes y que tantos blogs recogen con fotos y psicofonías incluidas grabadas en el interior. Pero después de leer un post en El Guadarramista y rastrear los primeros años del siglo XX en la hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional fui consciente de que el sanatorio era otro, fue el denominado Sanatorio Lago de Tablada. Así lo relata mi abuelo en sus memorias y allí fue donde estuvo aquel fatídico 26 de julio, cuando subiendo en una camioneta con dos compañeros hacia Tablada, los tirotearon y ambos murieron. Mi abuelo se salvó de milagro dejándose caer por un terraplén a la altura de la Fuente de la Teja.
Desde que cayeron en mis manos aquellos folios mecanografiados por mi abuelo me centré en varias localizaciones y les seguí la pista incesantemente a lo largo de la historia. Hasta hace poco creía que el Sanatorio de la Tablada que él describe, en el inicio de la subida al Puerto del León, era el que actualmente permanece en estado de abandono, fantasmagórico y a medio construir. Ése que ha protagonizado escenas de pánico en grupos de visitantes y que tantos blogs recogen con fotos y psicofonías incluidas grabadas en el interior. Pero después de leer un post en El Guadarramista y rastrear los primeros años del siglo XX en la hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional fui consciente de que el sanatorio era otro, fue el denominado Sanatorio Lago de Tablada. Así lo relata mi abuelo en sus memorias y allí fue donde estuvo aquel fatídico 26 de julio, cuando subiendo en una camioneta con dos compañeros hacia Tablada, los tirotearon y ambos murieron. Mi abuelo se salvó de milagro dejándose caer por un terraplén a la altura de la Fuente de la Teja.
El Sanatorio Lago Tablada estaba en el mismo lugar que el actual Sanatorio, tenía cien plazas y su construcción se autorizó en Consejo de Ministros en el año 1921. Estaba destinado al tratamiento de enfermos de tuberculosis, y era atendido por Hermanas Mercedarias, puesto que tenía zonas también para personas con pocos recursos económicos. Y fue sufragado con fondos del Ministerio de Gobernación, un total de millón y medio de pesetas de la época, y la señora viuda de Lago, que abonó el terreno y parte del edificio.
Se inauguró el 9 de diciembre de 1924, así lo recoge El Imparcial, y el resto de periódicos del momento, que destacan la presencia de los reyes y gran parte de la nobleza del momento en aquella apertura. Su director era Julio Blanco Sánchez (1888-1976). Numerosas publicaciones elogian el edificio, como La Construcción Moderna, el 30 de mayo de 1924, que publica además una ilustración recogiendo al pie el nombre de los arquitectos Salvador y Cárdenas.
El 4 de agosto de 1936 varios periódicos se hacen eco también de la evacuación que se está llevando a cabo de los enfermos debido al recrudecimiento de los bombardeos y batallas en el frente de Guadarrama. De ahí que mi abuelo, que estuvo allí solo unos días antes, dejara constancia de que parte de los enfermos habían sido llevados a Madrid y quedaban solo allí un reducido grupo. El resto, estaba ocupado por personal sanitario de la Cruz Roja y servía de apoyo a la actividad bélica en aquel frente, que era intensa.
El nuevo hospital es posterior a la guerra y no se llegó a utilizar porque afortunadamente se descubrió una cura para la tuberculosis. Y así quedó a medio construir, siendo pasto de buscadores de sucesos paranormales. Incluso parece que en este lugar se rodó una película de terror, School Killer, y debe ser por eso que si escudriñas cualquier foto que hagas puedes encontrar algo inquietante, como diría Iker Jiménez.