Aquellos episodios vividos en los primeros días de la guerra civil en Guadarrama por mi abuelo me siguen poniendo la piel de gallina. Releyendo sus memorias y lo recogido en "La Casilla de Guadarrama" me pregunto quién diablos disparaba sobre la casilla de la curva de Tablada. Mi abuelo dejó escrito que subir por la nacional VI en los últimos días de julio de 1936 era jugarse la vida. Los disparos y cañonazos venían de todas direcciones. Daba igual en qué bando estuvieras, podías ser alcanzado por fuego de cualquier color y no estaba claro quién iba a llorar por ti.
Imagen del Google Earth con marcas de posición sobre ambos bandos |
La casilla de camineros de la curva de Tablada a dónde él, como cabo de sanidad militar, fue destinado era un auténtico polvorín. En pleno frente de batalla, en determinados momentos del inicio de la guerra recibió enfermos de ambos bandos. Investigando sobre mapas de la época y los libros de historia, vemos que en el Alto del León había un puesto de los sublevados, según cuenta mi abuelo nutrido con soldados de un regimiento de Pontevedra. El paso era un punto estratégico y ambos ejércitos lucharon por conquistarlo durante toda la guerra civil española.
Más abajo, entre Las Pinillas y la Dehesa de los Poyales, estaba la posición republicana de Los Tomillares, cercano a otras trincheras denominadas Líster y Higuera. Pero en la diagonal desde ellas hasta el Alto del León estaban otros puntos nacionales como Loma de Falange, Loma de Requetés y Cabeza Líjar. El resultado es que unos desde lo alto, y otros tirando hacia arriba para acabar con sus contendientes formaban una auténtica ensalada de tiros en el entorno de la Sierra de Guadarrama.
Mi abuelo relata perfectamente cómo subía hacia Tablada por la nacional, pegado al resguardo de la montaña y arrastrándose por la cuneta de la carretera. Preferiblemente, por la noche, cuando se calmaba el ruido de los disparos hasta la mañana siguiente. En el entorno de la casilla pasaba lo mismo. La puerta principal estaba orientada hacia la posición republicana, y su lado opuesto hacia los nacionales. Pero nada te garantizaba que al asomar la cabeza no recibieras fuego de unos u otros. De hecho, en sus memorias cuenta también cómo los republicanos disparaban hacia lo alto de la montaña a través de los agujeros de un grueso muro junto a la carretera. Estos eran extremeños y formaban parte del regimiento de Castilla.
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