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El Sanatorio de Tablada puede verse aún, en estado de abandono, poco antes del Alto del León. Es solo uno de los muchos hospitales que poblaron la sierra de Guadarrama, y otros lugares montañosos de España, durante las primeras décadas de este siglo. Hoy hay quien busca fantasmas en ellos, y no anda desencaminado, pues la historia ha hecho que fueran escenario de circunstancias terribles.
El Sanatorio de Tablada puede verse aún, en estado de abandono, poco antes del Alto del León. Es solo uno de los muchos hospitales que poblaron la sierra de Guadarrama, y otros lugares montañosos de España, durante las primeras décadas de este siglo. Hoy hay quien busca fantasmas en ellos, y no anda desencaminado, pues la historia ha hecho que fueran escenario de circunstancias terribles.
Es poca la información que hay sobre estos sanatorios. Tuvieron su auge en los años 20-30, cuando la tuberculosis era un serio problema que solía conllevar la muerte, y necesitaba del aislamiento del enfermo. En estos hospitales, quien podía pagarlos, vivía durante meses respirando aire puro y con constantes cuidados médicos. He leído que muchos de estos enfermos se desesperaban al verse abandonados por su familia allí y buscaban el suicidio. Otros, muy pocos, salían adelante; muchos fallecían.
Éste del que hablamos tiene además una historia triste. Durante la Guerra Civil fue usado por los combatientes sobre todo del bando republicano que resistían los ataques nacionales. No hablamos del edificio actual, que quedó inacabado, sino del sanatorio primitivo, el sanatorio Lago-Tablada, del que ya hemos hablado aquí. En él se curaba enfermos, se alimentaba a los soldados y sobre todo se sobrevivía. Lo he sabido porque mi abuelo describió varias escenas allí en sus memorias. Parte de ello fue recogido por Manuel Díaz Aledo en la novela "Malditas Guerras" y se refleja también en "La Casilla de Guadarrama".