Uno de los placeres veraniegos favoritos de cualquiera al que le guste leer es sin duda poder bucear con más calma en cualquier librería. Así fue como este verano rebuscando entre las estanterías de Vivín, en Ribadeo, me compré el libro "El Caso Strauss. El escándalo que precipitó el final de la II República", de José Carlos García Rodríguez, y así fue más o menos como aprendí el curioso significado de la palabra "estraperlo", una forma de negocio bastante habitual en los años de la posguerra civil española y durante la misma.
Resulta que en los años 20 en nuestro país estaba bastante mal visto el juego, incluso los principales medios de comunicación censuraban estas prácticas. No fue extraño por tanto que en 1922 se comenzaran a cerrar las casas en donde se llevaban a cabo diferentes tipos de juegos de envite y azar. Fue durante el gobierno de Manuel García Prieto y quien lo ejecutó fue el ministro de la Gobernación Martín de Rosales y Martel, duque de Almodóvar. Según recoge el citado libro, existían en España unas dos mil casas de juego y 70 de ellas estaban en Madrid.
En 1923, durante la dictadura militar, Primo de Rivera continuó la cruzada contra el juego llegando a cerrar casinos con mucha relevancia en el turismo y la economía, como el de San Sebastián. Será en 1934 cuando el empresario Daniel Strauss se hace cargo de dicho casino y lo remodela para su reapertura, incluyendo un juego de creación propia similar a la ruleta pero en el que, según él, interviene la habilidad. el nombre que recibe el juego, que pronto se hace bastante conocido a nivel nacional, es precisamente "Straperlo", por la mezcla de Strauss con Perlowitz, los apellidos de sus creadores.
Como fiel precursos de tejemanejes que por desgracia aún hoy nos son conocidos entre los círculos de poder y política, este empresario se va asegurando una red de colaboradores y comisionistas con el fin de que el citado juego sea permitido en los casinos. En algunos hoteles y casas de juego llega a funcionar durante un breve periodo de tiempo. Pero pronto se prohibe y ni los miembros del gobierno de la II República que se habían comprometido a echarle una mano ni otros políticos y cargos de diversa índole a los que dio dinero para conseguir su propósito lograron que el juego se legalizara.
Imagen de la portada del libro / Escapalandia |
Tras cesar en su intento, Strauss se marcha del país y se lía a escribir al mismísimo presidente del gobierno, Alejandro Lerroux, para reclamar daños y perjuicios por el dinero entregado a miembros del partido y allegados. El caso comienza a tomar cuerpo en la prensa de la época y se acaba creando una Comisión de Investigación que a su cierre corrobora algunas cuestiones pero no llega a ninguna conclusión destacable. El autor indica sin embargo que el escándalo del "straperlo" agudizó una crisis política que desembocó en la caída de la II República.
Sin duda todos estos acontecimientos se suceden en Madrid mientras nuestros protagonistas de "La Casilla de Guadarrama" viven ese período de preguerra civil por el barrio de las letras de Madrid. Hablamos de un episodio que llegó incluso a llevar una mesa de este juego, aunque brevemente y solo como demostración privada, al hotel Ritz de Madrid. Pero también fue trasladada posteriormente al Ministerio de Gobernación, con el propósito de analizar su funcionamiento por las autoridades.
Solo unos cuantos meses después estallaba la guerra civil española y el término estraperlo vendría a determinar el comercio ilegal de artículos prohibidos o al margen de la legalidad. Curiosamente el diccionario de la RAE recoge también el origen de este termino como "ruleta fraudulenta que se intentó implantar en España en 1935" y hace alusión al origen del término como acrónimo de sus creadores.
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