Mostrando entradas con la etiqueta hospitales antiguos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta hospitales antiguos. Mostrar todas las entradas

domingo, 10 de enero de 2021

El Real Sanatorio del Guadarrama y la huella de la tuberculosis en la Sierra de Madrid

Con la inspiración que me confieren estas viejas fotografías, remitidas por Alberto GV, aficionado a curiosidades históricas de la zona de Guadarrama como yo, no he podido evitar ponerme manos a la obra con la historia de este hospital que fue el Real Sanatorio del Guadarrama y que estuvo ubicado en Navacerrada. 

Ahora que estamos enfrascados con la pandemia de COVID-19, nos suenan familiares algunas pautas sanitarias que no distan tanto de las que se usaban para combatir contagios en aquel convulso principios del siglo XX. Y aunque entonces se luchaba contra la tuberculosis, causada por una bacteria, o la gripe del 18, por un virus, lo cierto es que las investigaciones y terapias médicas propiciaban el aire libre, la ventilación, la higiene y el distanciamiento social que aportaba la sierra como terapia de choque para combatir enfermedades devastadoras.


La tuberculosis a principios de siglo

La palabra tuberculosis puede producir auténtico pánico en personas de avanzada edad, que probablemente han escuchado en casa cómo esta enfermedad diezmó las familias de la época. Los fallecimientos iban en cadena, y muchas veces un hermano, madre o padre que cuidaba a otro acababa por enfermar también. Eran pocos los que lograban superar esta enfermedad en los años previos al descubrimiento de los antibióticos, que no llegaron hasta principios de siglo. 

Así las cosas, y dado que también en mi familia hubo hasta tres bajas por la tuberculosis, algo que siempre me impresionó pues de los ocho hermanos de mi abuelo quedaron solo cinco, nos hemos puesto a rastrear esta historia. 


En el siglo XIX esta enfermedad era una de las de mayor letalidad por lo que, ya en Europa, se fueron creando numerosos hospitales destinados a curas para estos pacientes. La observación médica había concluido que, por encima de determinada altitud, los casos eran más infrecuentes. Suiza o Alemania poseían ya a finales de siglo sanatorios en puntos elevados que hacían curas de aire libre en terrazas donde los enfermos descansaban en hamacas. 

El doctor Gereda y la Sierra de Guadarrama

Eduardo Gómez Gereda nació en Laredo en 1881. Fue doctor en medicina y cirugía y artífice del Real Sanatorio de Guadarrama. Este médico, escritor y dibujante, había viajado por Europa y, recogiendo las terapias aplicadas a esta enfermedad, empezó a proyectar en torno a 1911 el sanatorio. De hecho, presentó el plan y la maqueta del mismo en el II Congreso Español Internacional de la Tuberculosis, celebrado en San Sebastián en 1912. 

Después de mediciones, rutas y de acuerdo a diferentes parámetros, el sanatorio quedaría emplazado en los Montes de la Barranca, a 1.700 metros de altura, y se pondría su primera piedra el 8 de agosto de 1914. Así lo hemos leído en blogs como Guadarramaymás, donde se hace una descripción detallada de este proyecto. Para llevarlo a cabo, se hubo de construir una carretera de acceso de más de 2 kilómetros de longitud.

Inauguración del Sanatorio

Cuando se inauguró, en febrero de 1917, este flamante edificio levantado por Alfredo Echegaray lucía toda su estética modernista en forjados y vidrieras. Hasta allí se desplazó la comunidad científica del momento, así como el rey Alfonso XIII y su esposa la reina María Victoria. El Dr. José Ortiz de la Torre fue nombrado el presidente del Consejo de Administración de dicho sanatorio, y el Dr. Benitez, se encargaría del laboratorio. 

Publicaciones de la época como el Nuevo Mundo (2/03/1917) se hacen eco de este nuevo hospital, que mira a las estaciones de Cercedilla, Los Molinos, Collado Mediano y Villalba, y que contaba con 5 plantas y unos 80 metros de fachada, orientada al mediodía. En el momento se consideró el primer sanatorio para el tratamiento de la tuberculosis construido en España y único hasta la época. Y alegaba tener más horas de sol que cualquiera de los otros ejemplos europeos. 


 Su financiación se vendió patrióticamente como española, y en él se implicaron numerosos proveedores nacionales. El equipamiento era elegante, con muebles de junco elaborados por la Casa J. B. Busca de Zumárrega. El laboratorio fue equipado por Hartmann y la Compañía de Zacarías Homs. Los textiles, y resto de materiales y suministros de empresas conocidas de la época que también quisieron contribuir. Si bien fue considerado un sanatorio para ricos donde las habitaciones oscilaban entre las 3,50 y 18 pesetas por día, además de 12,50 de la pensión y tratamiento médico. 

El doctor Gereda falleció en un accidente de motocicleta (o sidecar) como hemos visto en algunas publicaciones, en 1918, regresando precisamente de su jornada de trabajo en el Sanatorio. 

El declive del hospital

La popularización de una cura para la tuberculosis, desde mediados de siglo XX, acabó con todas estas infraestructuras que quedaron obsoletas. El sanatorio funcionó hasta los años 60, y en 1994 fue demolido.

Guiados por la curiosidad, hemos buscado este edificio en las imágenes del vuelo americano de 1956, y ahí está, erguido sobre esa cima soleada en un claro entre los pinos y a un paso de lo que hoy es el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, declarado en 2013.


 

Estas viejas fotografías de su comedor, las terrazas de reposo o sus elegantes escaleras interiores, quedan para la memoria, y al parecer fueron captadas por las cámaras de León Klimovski en el filme de terror La Noche de Walpurgis allá por el año 1971.

Fuentes consultadas:

- Wikipedia

- Blog EsMadridnoMadriz

- Blog Guadarramaymás

- El Viajero Histórico

Agradecimientos:

A Alberto García Valdegrama por su apoyo en la búsqueda de estas batallitas históricas





miércoles, 11 de noviembre de 2015

Madrid años 30: el antiguo Hospital de la Princesa

¿Quieres un ejemplar de la novela La Casilla de Guadarrama? Consulta aquí los puntos y modalidades de venta

Las memorias que dejó mi abuelo y en las que se inspiran la novela "La Casilla de Guadarrama" y este blog hablan bastante del hospital de la Princesa. Allí ingresó su hermano Manolo, el joven que aparece en la portada del libro, y allí fue tratado de la tuberculosis que padecía.

Sabemos que actualmente es hospital universitario perteneciente a la Comunidad de Madrid y se encuentra en el Barrio de Salamanca ¿pero dónde estaba el hospital de la princesa en 1936?

Imagen aérea de Google Earth con marca de posición
El hospital fue inaugurado a las diez de la mañana del 24 de abril de 1857 en el Paseo de Areneros, hoy calle de Alberto Aguilera. Se construyó en memoria de la Infanta Isabel ("la chata") tras haber salido ilesa junto con su madre de un atentado años antes. La apertura oficial de este centro no estuvo exenta de polémica, ya que la prensa de la época recoge el malestar de algunas personalidades relevantes que contribuyeron a su creación y no fueron invitadas al evento, así como comentarios a pie de calle de ciudadanos que apenas pudieron ver nada de la ceremonia después de haberse sostenido la obra con fondos públicos. Así lo recogen el diario Crónica Hispano-americana y La Iberia.

También recoge el diario La España, el 12 de mayo de 1857, el reparto que hizo la reina de donativos con motivo de esta inauguración, por un total de 20.000 reales. La administración de los mismos corrió a cargo de Sor Francisca Moriones, superiora de las H
ermanas de la Caridad, que atendían el centro, y que fue rigurosamente asignado a solteros, viudas, huérfanos, enfermos con hijos a cargo, etc.

Aunque en sus orígenes no fue gratuito totalmente sino que se le asignaba una pequeña aportación a cada enfermo, según recoge detalladamente la web Fotomadrid, en 1931 se publica una orden firmada por Maura en la que se establece para este hospital el nuevo nombre de Hospital de la Beneficencia General.

Durante la guerra civil fue trasladado al Colegio del Pilar bajo el nombre de Hospital Nacional de Cirugía, pues el inmueble fue usado como cuartel republicano. En esta etapa se destruyeron los archivos del centro, y con ellos el expediente de nuestro protagonista Manolo. Mucho he rastreado las memorias de mi abuelo en busca de más datos de esta historia, pero poco más he encontrado que lo que podéis leer en la novela y también los episodios que relatamos en el blog.