Dice en la fachada de la taberna La Dolores que abrió en 1908. Así que por su ubicación, en la Plaza de Jesús 4, contigua a la vieja imprenta Mercurio, debió ser lugar de reunión bastante habitual de los protagonistas de esta historia. En el Madrid de los años 30 el jornal era escaso pero probablemente daba para un corto de cerveza de vez en cuando.
Manolo trabajaba a destajo imprimiendo los primeros ejemplares del libro "Ribadeo Antiguo" y otros encargos que se iban hilvanando hora tras hora con ayuda de aquella Minerva. César cumplía sus tareas militares en el cuartel de los Docks, donde estaba destacado. Al finalizarlas, se acercaba a la Plaza de Jesús 6, al sótano donde estaba aquel taller de reprografía y salía a tomar el aire con su hermano. Madrid olía a revolución y a guerra por los cuatro costados, pero a ninguno de los dos les iba a estropear la realidad sus años más soñados y felices.