El amor no es lo que era, o quizá las mujeres y los hombres ya no nos enamoramos como antes, ¿o sí? Desde niña me ha impresionado esta historia, la escuché contar, vi fotografías, leí cartas... No sé qué rastro quedará de nosotros cuando ya no estemos en este mundo, en la era digital cartas escribimos pocas, y notas ninguna. Así que será difícil rastrear viejas historias, no sé qué aguante tendrá la memoria caché.
La historia empezó en Madrid, en la década de los 30. Las mujeres aprendían un oficio y los hombres también, ellas además aprendían a llevar una casa, porque así eran los tiempos de preguerras, o bien tenían servicio para esta tarea. El poco tiempo que restaba para el ocio de las clases trabajadoras se repartía en paseos, verbenas, algún estreno cinematográfico y sociedades o agrupaciones de barrio. La calle vibraba más que ahora, o al menos eso parece leyendo a quien vivió esos años previos a la guerra en Madrid.
Los personajes a los que alude la novela se enamoraron también como dos chiquillos y muy pronto hicieron planes de boda. Pero el destino es caprichoso y la guerra civil vino a traer la desgracia o hacer pasar dificultades a tantas y tantas personas.Y es que en aquellos principios de siglo un soldado recién llegado a la academia, pensaba en estos términos:
"Cuando llegué ante los muros de aquel cuartel se me cayó el alma a los pies pensando que, detrás de aquellas paredes, me esperaba una vida solitaria, sucia y peligrosa. Donde a cambio de mi vida solo podrían darle a mi madre una medalla de latón"
(César Díaz Echevarría, Memorias)