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martes, 8 de noviembre de 2016

Las baterías de costa abandonadas en Galicia

En algún momento bastante reciente el tiempo se detuvo en estas instalaciones militares que hoy yacen vandalizadas por toda la costa noroeste. Las hemos visto en Cabo Sillero (Baiona), en el cerro de Santa Catalina (Gijón) o en distintos lugares de la ría de Ferrol. Pasadizos, castillos y fortalezas, antiguos barracones de cemento y hormigón. En algún momento de hace algo más de 30 años muchos de estos recintos abrieron sus barreras y quedaron al amparo de los curiosos. 

 Hace solo unos días visitábamos la batería de Punta Segaño, en Ferrol, con su fecha grabada en la fachada de uno de los edificios: 1901. Ese principio de siglo que terminaría por ser tan convulso en nuestro país a causa de la guerra civil. Lo cierto es que siendo niña, recuerdo haber visto soldados en las garitas de vigilancia de Santa Catalina de Montefaro o el Castillo de la Palma, quizá lo soñé pero en los años 80 esos viejos edificios estaban llenos de vida. 

En Punta Segaño las primeras edificaciones son del siglo XVIII. Es un lugar estratégico a 30 metros sobre el mar, que domina tanto la ría de Ferrol como la Pontedeume-Ares. Hay pasadizos bajo tierra para llegar a los puntos donde estaban los cañones. Muchos de ellos son difíciles de explorar sin una linterna. 

En Cabo Prior está también otra base militar en la que el tiempo ha ido llenando de vegetación las antiguas cocinas, las habitaciones y las salas comunes, todas con sus chimeneas. Pero también en el Castillo de la Palma (Mugardos), el de San Felipe (Ferrol), Seixo Branco (Oleiros) o el Monte de San Pedro (A Coruña) puedes sentir el aliento de los militares allí destinados. Restos de armamento, algunas pintadas y mucho escombro que alguna vez estuvo lleno de vida. 

El ambiente bélico de la guerra civil y las guerras mundiales propiciaron la rehabilitación o construcción de estos puntos estratégicos para defender el territorio nacional. También los búnkeres que se están empezando a habilitar en diferentes ciudades españolas como Santander, o los que se pueden recorrer en Berlín o Budapest. Quizá uno se pregunta por qué estos lugares no se señalizan también con paneles recogiendo su historia, o se promocionan como reclamo turístico para los que de algún modo seguimos interesados en aprender de nuestra historia.

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lunes, 18 de julio de 2016

El antiguo hospital Hispanoamericano de la Sierra (Guadarrama)

Enseguida que leí este nombre en las memorias de mi abuelo comencé a buscar el sitio exacto donde estaba ubicado. No me resultó fácil porque hay muchas referencias a hospitales abandonados de la sierra, y muchos confunden unos con otros o desconocen su historia. 

Imágenes del 2015 y 2006 del Google Earth
Yo sabía que el 23 de julio de 1936 mi abuelo subió en una camioneta a la sierra, y al llegar justo a la altura de este hospital, las balas silbaban de tal manera sobre el vehículo que el conductor dio media vuelta dejando a mi abuelo en tierra, en el medio de aquella llanura, a expensas de los tiradores de las posiciones nacionales. Lo dejó con lo puesto, un mono y una cartera con tres o cuatro pesetas. Y se llevó en su coche cuatro pertenencias con las que viajaba. 

Mi abuelo preguntó y enseguida le indicaron que en la entrada de Guadarrama, a la izquierda, había un sanatorio de tuberculosos denominado hispanoamericano. Como cualquier hospital en aquellos días estaba lleno de heridos del frente, así que entró y se dirigió al comandante para ver si podía ayudar y de paso, resguardarse, ya que era cabo de sanidad militar. 

Desde el principio supe de qué edificio se trataba, pues son muchas las fotos y referencias que se pueden encontrar en google de cuando estaba abandonado. Contacté con el centro, que actualmente es un psicogeriátrico, pero fueron bastante parcos en sus explicaciones, no me permitian la visita ni aún pidiendo autorización previa y, eso sí, me remitieron amablemente algunas fotografías de los exteriores. 

Anuncio publicado en La Nación
Comparándolas con algunas que aparecen en la hemeroteca queda claro que, incluso con la rehabilitación, conserva el corte de las ventanas y algunas de las terrazas. Precisamente en una de ellas cayó herido mi abuelo desde la azotea, cuando intentaba poner una bandera blanca, tras un bombardeo, el 24 de julio de 1936.

Historia del Sanatorio Hispanoamericano
Este centro médico abrió en septiembre del año 1931, como se puede leer en el ABC y otros periódicos de la época donde se publicó la noticia y también anuncios del hospital. Su director médico era el doctor Romero Alonso, ex residente de Davos, Suiza. Y el cirujano el doctor Mariano Gómez-Ulla. 

También se especifica que el edificio era de nueva construcción y estaba situado a 1.050 metros de altura, y a un kilómetro por carretera del pueblo de Guadarrama, junto a un bosque de pinos. Unos 76 enfermos era la capacidad del centro, que costaba de 18 a 40 pesetas, incluyendo pensión y asistencia médica. 


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