viernes, 31 de julio de 2015

Humor en tiempos de guerra: los cánticos y el partido de fútbol

La guerra civil fue una brecha que rompió España en dos mitades, causando profundo dolor a prácticamente todas las familias. Mi abuelo la vivió de lleno, y la dejó por escrito en sus memorias de las que ahora recojo varios fragmentos. Pues releyéndolas una y otra vez me llaman la atención varios episodios que revelan el hartazgo de las tropas durante los tres años que duró la guerra y, sobre todo, que la humanidad y las ganas de vivir están siempre por encima del odio y las ideologías. 

La mula
Verano del 37, Gózquez (Pinto). "Llegué allí a lomos de mi caballo. Me dijeron que no me bajara, sino que fuera por la carretera camino del cruce de Pinto a ver si veía un mulo que se les acababa de escapar y lo traía de vuelta. Pronto vi al mulo que corría por el olivar, con dirección a Valdemoro. Corrí cuanto pude tras él, y cuando ya había logrado hacerle cambiar de dirección, mi caballo tropezó y se derrumbó de cabeza al suelo, haciendo que yo saltara por los aires y me diera un fuerte golpe. Estuve un rato aturdido, mientras el carajo del caballo se levantaba y comenzaba a mordisquear unas hierbas. Pronto vi cerca, en una pequeña vaguada, al mulo paciendo tranquilamente. Solté al caballo y dejé que se acercara, y al momento estaban los dos paciendo, espantando las moscas con el rabo. Agarré un puñado de hierba y me acerqué hasta que cogí la brida del caballo y até al mulo para llevarlo de vuelta a Gozquez".

Los cánticos
Año 37, Cerro de los Ángeles (Getafe). "Me enteré de que a pocos kilómetros venía la sección mandada por el sargento Mozo, al cual había conocido. Lo vi venir a lo lejos, así que como ya oscurecía monté el caballo y me puse a esperarle en una curva. Cuando se acercaba, le grité "A ver ese cabo, mande a la gente que se ponga el casco y lleve el fusil en posición de suspendido, que está usted en el frente no en el Campo Grande de Valladolid". El sargento se acerco y me dijo "Maricón, desgraciao. No te había conocido, tú eres el sargento Echevarría". Venían preocupados, con kilómetros a las espaldas. Los cabos montados en mulos, y los demás a pie. Con botiquines de campaña, cargas de camillas, artolas o sillas de evacuación, de las que se colgaban a lomos de un burro y que podían llevar dos heridos. A lo lejos sonaban las ametralladoras y les grité "venga chavales, que ya estáis en casa". "¿Se puede cantar, mi sargento?". "Allá tú, si te viene un pepino del quince y medio por encima igual te manda a cantar sobre los luceros...".

Intercambios en el frente
"Esto del intercambio de prensa, tabaco o papel por azúcar o café era cosa corriente en el frente en aquellos días de la guerra. Un día, incluso llegó a concertarse un partido de fútbol entre las dos líneas. Pero el mando, que veía que aquello igual terminaba abrazándose unos a otros, enseguida prohibió aquella confraternización...". Un día un muchacho asturiano había venido a nuestras líneas a cambiar prensa y tabaco. Y le pidió al oficial que mandara una carta que traía escrita para su familia, que estaba en zona nacional. Charlando con nosotros, reconoció que tenían la guerra perdida por falta de organización. Que mandaban más los políticos que los jefes militares. "Quédate, para que vas a volver con ellos -le dijimos". Pero nos respondió "porque dí mi palabra de volver, y vuelvo".





jueves, 30 de julio de 2015

Novelas que dejan su rastro en Dublín

Dublín es una ciudad joven, llena de grandes oportunidades para estudiantes, pero también para quienes inician su trayectoria profesional. Además de la alegría, el aperturismo y la música, en este lugar se respira tradición. Visitar lugares como Dublín Castle o St. Patrick, tomar algo en el Temple Bar, o recorrer las tétricas galerías de Kilmainham Gaol, son un buen plan para cualquier escapada. 

Los protagonistas de nuestra novela se desplazan a Dublín siguiendo el rastro de un posible comprador para su viejo libro. Después de comer en el pub más antiguo de la ciudad, "The Brazen Head", y cerca del escalofriante cementerio de St. Michan, se acercan al escondido Powerscourt Townhouse. 

Lo que hablan allí o cómo transcurre el encuentro lo dejaremos para los fieles lectores de nuestra novela, pero lo cierto es que con todo esto descubrimos que Dublín es una ciudad eminentemente literaria, donde cada puente como Ha'penny Bridge, cada estatua como la de Molly Malone y cada parque como Merrion Square, merecen un montón de bellas palabras. 

La casilla de Guadarrama es una novela de intriga e investigación. Su trama arranca en Madrid, pero el rastreo de una rara edición del libro "Ribadeo Antiguo" les llevará por diferentes escenarios Europeos. Si te apetece seguir sus pasos y desentrañar con ellos viejos enigmas puedes comprar la novela aquí.


Novedades literarias: última estación Zug (Suiza)

En Zug puedes encontrar cualquier cosa, pero sobre todo tranquilidad. Está a orillas del lago que lleva su mismo nombre, con un precioso fondo de montañas y puede regalarte decenas de postales de casas con sus vigas de colores a la vista. Está cerca de Zurich y Lucerna, y al margen de ser conocida como paraíso fiscal o la ciudad sin paro era el perfecto capítulo de cierre para nuestra historia. 

Y es que esta pequeña ciudad tiene rincones increíbles. Sus habitantes pasean junto al lago al atardecer y ven ponerse el sol sobre las mismas aguas. Los restaurantes se afanan en atender a los pocos turistas que por allí se pueden ver, en casas que llevan en pie unos cuantos siglos. Sus fuentes, sus plazas, sus calles empedradas o el hotel Ochsen, un edificio del siglo XVI que realmente impresiona, son solo una pequeña parte de las experiencias que puedes vivir allí, como las vivieron nuestros protagonistas. 

"La casilla de Guadarrama" es una novela de intriga que arranca en la actualidad e investiga la trayectoria vital de un joven cabo sanitario en el Madrid de los años 30. Su paso por el frente de Guadarrama -en pleno arranque de la guerra- y sus escritos posteriores, llevan a la protagonista a una serie de hallazgos sorprendentes. 

Esta es precisamente la última estación de una intensa búsqueda que pasa también por Ribadeo, localidad natal de aquel militar, y varias ciudades europeas como Oporto, Dublín y Venecia. Pero la novela centra su último capítulo en Zug, donde se esconde algo que ha permanecido oculto durante demasiados años. Si aún no lo has descubierto y quieres comprar esta novela puedes hacerlo aquí.

martes, 21 de julio de 2015

Aquellos veranos de novela

¿No añoráis los veranos de la infancia, sin nada que hacer, con horas y horas de aburrimiento...? Son veranos que no vuelven. Veranos de ver pasar las nubes. De nadar y saltar olas hasta que se te ponían los labios morados del frío. De callejear y deambular. De jugar con primos o vecinos. De tomar pipas sentados en un banco del parque. De pedirle bizcocho y helados a la abuela. De ver las estrellas, de leer en la cama y de dormir a pierna suelta hasta la mañana siguiente. Veranos con sabor a paella o barbacoa. Veranos de estar con papá y mamá más tiempo que el resto del año.

También eran veranos de leer tebeos, cómics o novelas de aventuras. Así, de un tirón, sin mirar el reloj que por aquel entonces pasaba lenta y aburridamente, solo guiándonos por la posición del sol sobre nuestras cabezas. Veranos de aprender y asentar tantas ideas. Dicen que aburrirse es importante para el desarrollo de los niños, ¿cuánto os habéis aburrido vosotros o cuántos juegos han salido de ese aburrimiento?

Si algo queda de mayores, entre la prisa que domina nuestros veranos, ya con el yugo del paso del tiempo sobre nuestros hombros, es ese placer en la lectura. En ratos pequeños, no ya de un tirón, hasta que se te durmieran los brazos. Con un ojo puesto en el juego de los niños, en los compromisos o en las obligaciones, y el otro en el libro. 

Novelas. Novelas que puedes por unos minutos sentir y hasta oler, como cuando eras niño. Novelas hechas de palabras, de miles de sugerentes conceptos y frases que van construyendo escalones bajo tu pedestal de conocimiento, para mirar allá fuera, alrededor de ti, de tu siempre pequeño mundo. Novelas hechas de historias que no son la tuya, son otra que enriquece y admira.

Historias. De esas que escuchabas en tu infancia. Cuando las tardes eran infinitas y las horas sabían a bocadillo de chocolate. Historias que te hicieron crecer y hoy puedes contar a otros. Historias que no mueren porque otras personas las recogerán algún día en alguna novela. Historias que te apartan por un momento, como cuando eras niño, de la tuya propia. Y cuando vuelves de ese maravilloso viaje, ya no eres la misma persona.

Así recogimos nosotros esta historia, y desde ella os deseamos un feliz verano lleno de novelas y de historias increíbles.


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miércoles, 15 de julio de 2015

Los mil y un escenarios literarios que da Venecia

La ciudad de Venecia se pinta en un imprescindible capítulo de la novela "La Casilla de Guadarrama". Pocas ciudades podría haber más literarias que ésta, con sus canales, góndolas, puentes y estrechas calles medievales llenas de pasadizos de auténtica novela negra. Pasear por Venecia al anochecer, cuando el calor del verano ha remitido un poco, y fijarse en cada esquina, cada tienda, cada escaparate lleno de máscaras. 

En Venecia nada es lo que parece, y la alegría de vivir lo inunda todo. Los enormes palacios frente al gran canal, los vaporetos atestados de turistas, o los soportales alrededor de la plaza frente a la increíble catedral de San Marcos. Los museos tristes y enigmáticos como la Fundación Peggy Guggenheim, o las repletas pizzerías en el Campo de Santa Margherita.

En este escenario, al borde del mar, tiene lugar un acontecimiento crucial para la protagonista y su fiel amigo Germán. Una vieja librería en el Campo de San Barnaba, de esas en las que te gustaría pasar el día rebuscando, y un descuido. Alguien les sigue los pasos y no precisamente para ayudar a nuestros dos buscadores de historias. Cómo lo resolverán o cuáles serán las consecuencias es algo que reservamos para nuestros lectores. ¿Te gustan las historias?

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domingo, 12 de julio de 2015

La casa de los Queiruga, en la ficción

En las páginas de "La Casilla de Guadarrama" aparece reflejada como la casa de los Queiruga. Estas cuatro paredes merecían una historia, aunque fuera de ficción y así lo reflejamos página a página dotando de varias dosis de misterio e intriga al asunto.

¿Quién la construyó? ¿Cuándo? ¿Quién ha vivido allí durante años? ¿Quién abre y cierra esa puerta cada día? La realidad la sabéis quienes vivís en la zona, yo me limité a incorporarla en la novela y, recientemente, y aprovechando el paso de una serie de indianos también "ficticios" por la zona, a retratarlos, con su amable colaboración. Formaban parte del grupo de los miles de ribadenses que participaron en esta espectacular edición del Ribadeo Indiano.

Las casas guardan historias, algunas de ellas son apasionantes y otras terribles. A nosotros nos gustan todas ellas, y a vosotros, ¿os gustan las historias?


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viernes, 10 de julio de 2015

Presentación de la novela en cincuenta segundos

La autora de la novela "La Casilla de Guadarrama" te presenta aquí la novela en 50 segundos. Cómo nace la historia, cómo está planteada y el por qué de su título.


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lunes, 6 de julio de 2015

Oporto literario en las páginas de "La Casilla de Guadarrama"

Oporto es una ciudad literaria de por sí. No sólo porque en ella se capta la esencia de la tradición, de la cultura, de la gente, sino también por la antiguedad y presencia de librerías míticas como "Lello e Irmao". 

Está en la rúa de Carmelitas, enmarcada por edificios de azulejo de diferentes colores. Entrar en ella es directamente soñar despierta, para quienes amamos los libros alineados en grandes estanterías. Aquí el valor de cada uno de los volúmenes se suma al de la antigua estantería con escalera integrada, que es ya un museo de por sí. 

En las páginas de "La Casilla de Guadarrama" se integra este templo del libro con gran naturalidad. Qué mejor lugar para investigar una pista literaria que esta "livraría". Pero también las calles de Oporto, estrechas y adoquinadas, los tranvías ascendiendo entre chirridos y el ambiente húmedo de la rivera. 

Las noches, tienen allí sonido de fado y sabor a bacalhau, y la vista se recrea con la ensalada de luces de la ciudad desde la Sierra del Pilar o cualquier punto de Vila Nova de Gaia. Por Oporto se pasea saboreando, y así lo hacen los protagonistas de nuestra novela para resolver un capítulo fundamental del enigma en que se ven inmersos en su historia. Nuestra historia.


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jueves, 2 de julio de 2015

La Sierra de Guadarrama en los primeros días de la guerra civil española


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A veces la vida o la muerte es cuestión de segundos y de puro azar, según dónde te encuentres y las circunstancias a las que te enfrentes. Así eran los tiempos de la guerra civil española. A raíz de las investigaciones para la novela "La Casilla de Guadarrama", comprobé por los papeles que dejó mi abuelo sobre los primeros días de la guerra en la sierra que era una zona verdaderamente peligrosa.

Según su relato, camiones y autobuses de milicianos subían cada mañana cantando himnos para posicionarse en los diferentes frentes y defender este estratégico punto de entrada a la capital. Los nacionales o sublevados habían tomado posiciones en el Alto del León y alrededores, con tropas venidas de diferentes puntos de Castilla o Galicia. La nacional VI tenía puntos negros bastante definidos en la salida del pueblo de Guadarrama, en la recta, y en el inicio del ascenso hacia Tablada. Precisamente en este último ametrallaron la camioneta en la que subía mi abuelo con otros dos compañeros que resultaron muertos. Él se salvó milagrosamente al volcar el vehículo y caer rondado hasta el arcén. Cuando se asomó, sus compañeros yacían muertos. 

Leyendo la hemeroteca de la época, me llamó la atención una entrevista del "Camarada Juan Sande", publicada en el diario "El Sol" del 23 de noviembre de 1937, el diario del Partido Comunista. Según cuenta este oficial de marina, el 20 de julio del 36 fue al frente de Guadarrama como enlace del gobierno. La entrevista recoge cómo en este tramo de carretera "estallaban los obuses y llovían las balas con auténtica furia fascista". El militar sigue narrando cómo entonces "una ráfaga de plomo alcanzó el auto en el que viajaba el coronel Puig", el coche volcó y permaneció tres horas tumbado frente al sanatorio Hispano Americano. En esta misma entrevista Sande relata cómo los republicanos tenían un "hospital de sangre" en la vieja caseta de camineros de la curva de Tablada. Precisamente, en la casilla de Guadarrama, que da título a la novela.